Manel Barriere | La Paja

Manel Barriere Figueroa (Barcelona, 1971) | Estudió cine en el Centre Calassanç de Barcelona y ha desarrollado su carrera profesional como montador de largometrajes y series de televisión. En 2014 publicó su primer libro, un poemario titulado El rostro oculto.

Manel Barriere | Belmonte ••• | Arte
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B.A| ¿Cómo fueron tus comienzos como escritor?

M.B| Supongo que como lector, en la adolescencia, apasionándome por la literatura de terror primero (Poe, Lovecraft, Bierce, Le Fanu, Maturin), y por los autores rusos del XIX después (Dostoyevski, Gogol, Turgenev, Leskov). Pero siempre he tenido algo así como un espíritu punk, y me he lanzado a llevar a la práctica todo aquello que me apasiona sin ser muy consciente de dónde me estoy metiendo. Me gustaba el cine y estudié cine, me gustaba la música y me compré una batería para acabar tocando en diversas bandas de la escena alternativa de Barcelona, me interesaba la política y me metí a activista.

Mi formación se da en esos tres ámbitos. Como montador aprendo a estructurar historias y a escribir guiones, la escena musical me da la oportunidad de empezar a publicar, lo cual exige medir mucho más lo que escribes, primero en algunos fanzines y publicaciones auto editadas, luego en la revista Mondo Sonoro, y como militante aprendo a plasmar ideas de forma clara y concisa colaborando con artículos de opinión en un par de revistas. Estas experiencias constituyen mi “universidad” particular, también un estímulo para seguir escribiendo y profundizando a lo largo del tiempo.

Mi primera obra con cierta enjundia fue un guión de ficción, un trabajo de largo recorrido que escribí con una subvención del ICAA y que reescribí tiempo después, gracias a una beca de la Fundación Carolina, en un taller para guionistas con Paz Alicia Garciadiego como tutora. Aunque la película no llegó a realizarse ni escribí luego más guiones, fue una experiencia de aprendizaje apasionante.

B.A| ¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en particular?

M.B| No es fácil diferenciar entre preferencia e inspiración. Siempre hay personas cuya trayectoria te interesa especialmente por múltiples razones, en cine, por ejemplo, John Ford, John Huston o Akira Kurosawa, y en literatura Sebald, Faulkner, Kadaré, Diderot… Otros autores te animan a seguir adelante en un proceso que implica encontrar una voz propia que forme parte a su vez de una tradición. Aquí podríamos incluir a Pasolini, por ejemplo, o a John Berger.

Yo escribo desde mi yo militante, con la idea de reflexionar sobre la realidad para luego intentar elaborar una mirada crítica que reivindique un nuevo realismo acorde a los tiempos de fragmentación y sobresaturación de estímulos que estamos viviendo. Me inspira la idea de que la cultura es un campo de batalla, una herramienta indispensable para conocer el mundo e intentar cambiarlo, aunque sea desde la esfera íntima, a través del impacto emocional que la belleza y la búsqueda de la verdad pueden provocar a quien esté abierto a algo más que al puro entretenimiento. También hay personas cercanas que me han ayudado en mi proceso de aprendizaje, profesores, cineastas con los que he trabajado y amistades varias que han ejercido una influencia inestimable.

B.A| ¿Cómo está ambientado tu lugar de trabajo?

M.B| Mi lugar de trabajo es una sala de edición en el edificio de Movistar+ en Tres Cantos, donde ejerzo de realizador para el departamento de autopromoción. Luego está mi casa en El plantío, una zona residencial entre Pozuelo de Alarcón y Majadahonda. En la buhardilla, una gran mesa modernista con un ordenador, rodeada de estanterías llenas de libros, y en frente, un gran ventanal por el que puedo ver las montañas nevadas en invierno. Parece un entorno ideal, pero entre el trabajo y la vida familiar tengo muy poco tiempo para escribir, con lo cual, raras veces me siento en esa mesa, más vieja que antigua. Escribo como puedo y donde puedo, a veces a mano para pasarlo luego al ordenador, otras aprovechando ratos muertos en el trabajo. Las circunstancias me han obligado a no necesitar entornos especiales para escribir. Si tengo algo de tiempo, da igual donde, como y con qué. No me gusta considerarme un escritor aficionado, pero tampoco es mi profesión. Escritor profano, o plebeyo, son términos que me interesan más, pues pueden referirse a una práctica literaria ejercida desde los márgenes de la industria y los discursos dominantes. En este sentido, escribo también desde los márgenes, temporales y físicos.

Manel Barriere | Belmonte ••• | Arte
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B.A| ¿Cuánto tiempo le dedicas a escribir?

M.B| Es una pregunta difícil de responder, porque escribir no es solo poner un texto negro sobre blanco. El trabajo y la familia ocupan gran parte de mi tiempo, y como no soy especialmente disciplinado, no he conseguido nunca guardarme una hora concreta del día para sentarme al ordenador. Sí lo he logrado para la lectura. De 6:45 a 8:00 de la mañana leo en la cocina al lado de una taza de café con leche. No concibo mi vida sin ese tiempo dedicado a la literatura. Pero si escribo de forma desordenada, a salto de mata, arañando minutos de donde sea, no renuncio bajo ningún concepto al rigor, justo y necesario. Siempre le doy vueltas y más vueltas a los textos, que reescribo hasta la saciedad (o hasta minutos antes de entrar a imprenta). Este es el principal motivo por el que no he escrito ni escribiré, de momento, nada que supere las 200 páginas. La novela corta es el terreno en el que me muevo con mayor comodidad, primero porque es el formato que se asemeja más, en extensión, a lo que podría ser un guión literario para una película, y segundo, porque como trabajador y padre de un niño de 9 años no dispongo de tiempo para afrontar ese reto. Por otro lado, soy de naturaleza reflexiva (raro y callado, dice mi hijo) y le doy muchas vueltas a las cosas mientras me dedico a otras actividades de tipo rutinario. Cuando me siento a escribir, todo acostumbra a fluir bastante rápido porque ya lo he masticado antes.

B.A| ¿Cómo surgen las ideas de tu historia La Paja?

M.B| Escribí un texto años atrás sobre mujeres inmigrantes vestidas de negro que se deslizaban como fantasmas a través de un descampado a las afueras de una ciudad industrial de provincias. Era el principio de algo, pero no sabía muy bien de qué. En unas pocas páginas se condensaba todo el universo que luego constituiría La paja. A partir de ese texto empecé a elaborar las diferentes historias de la trama, a replantear el tono y a ampliar el alcance de lo que fue un punto de partida y un estímulo para seguir indagando.

En realidad, prefiero hablar de temas en lugar de ideas. Los temas son esenciales para un artista, son los cimientos de toda obra, su columna vertebral. A partir de ahí, las ideas surgen del trabajo de reflexión y puesta en forma a lo largo del proceso de escritura. Después del tema vienen los personajes, que son una encarnación de aquello que uno quiere contar, pero que poco a poco se convierten en una especie de guía. No es que actúen por su cuenta, como algunos escritores sugieren a veces, si no que condicionan el cómo y el porqué de la trama. Hay que avanzar a través de una dialéctica esencial, porque lo que tu vas escribiendo también define y moldea a los personajes.

Luego está la memoria, claro, las experiencias vitales que uno va atesorando con el tiempo. Al escribir se movilizan todos esos recursos. Como he dicho ya, me considero una persona más reflexiva que creativa. Este último término me resulta bastante incómodo, porque lo asocio, con todos mis respetos, a un tipo de experiencia más superficial. Pensar requiere tiempo, predisposición y compromiso, algo que va mucho más allá del mero hecho de sentarse delante de un teclado y tener ideas.

SINOPSIS 

Tres personajes sobreviven en al periferia de una pequeña ciudad de provincias, una ciudad sin presente donde se respira polvo en lugar de aire. Tres personajes condenados a encontrarse, en ese extraño lugar en el que la vida se confunde con el destino.

Autor | Manel Barriere Figueroa – Mecenas | Melanie Belmonte


B.A| ¿Cuánto dura tu proceso de documentación?

M.B| De lo que he escrito hasta ahora, toda la vida. Todo lo que he leído, el cine que he visto (y el que he hecho), experiencias vitales mías, y de quienes me rodean. De ahí se nutre mi escritura. Me interesa el realismo, pero mi método se aleja bastante del naturalismo, no solo por la falta de tiempo dadas mis circunstancias. La novela que estoy escribiendo ahora y algunos de los proyectos que me rondan la cabeza se podrían enmarcar dentro de lo que se llama ficción especulativa, y de hecho, no me disgusta considerar La paja como un acercamiento a este género. Lo que ocurre en la novela lo he imaginado sin copiarlo, por así decirlo, de realidades concretas, porque por encima de todo he querido ser fiel a la imagen de la realidad que me ha interesado elaborar.

Vivimos en un mundo en el que los datos y los hechos están al alcance de un click, de forma abrumadora. Estalla una revolución al otro lado del mundo y podemos contar los muertos a través de las imágenes que llegan a nuestro ordenador. El problema es el exceso, la acumulación de estímulos, que se convierte en una barrera para el entendimiento. El realismo ya no sirve para desvelar hechos ocultos, su labor debería ser la de articular narrativas que rompan esa barrera. Dicho de otro modo, en lugar de elaborar una imagen fiel a la realidad como lo sería una fotografía, el objetivo es una imagen parecida a una radiografía. La forma recuerda a la realidad aunque no corresponda con el imaginario del realismo clásico. Sin embargo, en una radiografía se aprecian malformaciones, enfermedades y lesiones. Esa es su función. En La paja no he pretendido reflejar las experiencias vitales de los inmigrantes rumanos a partir de un estudio sociológico o una investigación periodística, tampoco contar las consecuencias de la crisis de 2008, el declive de la pesca tradicional o la lucha de la clase trabajadora. De lo que se trata es de reflexionar sobre la barbarie contemporánea a partir de experiencias imaginadas pero perfectamente verosímiles. Esa barbarie es real, violenta, y la sufren personas reales a lo largo y ancho del mundo. Nada de lo que ocurre en La paja es falso.

Manel Barriere | Belmonte ••• | Arte
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B.A| ¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir sobre la marcha?

M.B| El cine exige mucha planificación debido a su elevado coste y a los procesos tecnológicos que requiere su realización. Un guion se escribe siguiendo unos parámetros concretos tanto en el redactado como en la paginación. Se trata de un documento de trabajo que debe servir de guía para los profesionales que luego se encargarán de la producción de la película. Cuando llega el material a la sala de montaje hay que ceñirse al guion literario, al story board y a las indicaciones de los partes de rodaje. Mi formación es cinematográfica, mi práctica diaria sigue desarrollándose en el terreno del audiovisual, así que cuando escribo prefiero trabajar de otra manera y dejar que las cosas fluyan todo lo posible. Sin embargo, es imprescindible establecer una dirección y unos criterios que marquen el camino, por eso siempre elaboro una estructura básica como guía. El otro elemento importante son los personajes, que quieras o no condicionan el discurrir de los acontecimientos. Se establece una dialéctica entre planificación y escritura que dura lo que se tarda en escribir una primera versión de la obra. Más allá: reflexión, autocrítica, corrección, reescritura…

B.A| ¿Existe la intención de llevar la historia al cine?

M.B| Por mi parte, no. Los cineastas, como me dijo un amigo pintor una vez, reman en la arena. No tengo el carácter que hace falta para afrontar esa lucha. Me he formado en el cine y mi primera obra larga y seria, por decirlo así, es un guión, pero pienso más en convertir ese guión en una novela que en escribir más guiones partiendo de las novelas que escribo. De hecho, mi segunda novela, que yo llamo novela de no ficción, está basada en un proyecto de documental que en su día recibió una subvención pero no pudo llegar a realizarse. No me negaría a que alguien adaptara La paja y la convirtiera en una película, claro, de hecho, gente que la ha leído me ha comentado que le parece bastante cinematográfica. Si eso ocurriera, creo que cedería los derechos y no querría involucrarme demasiado en el proceso. En realidad, trabajo ocho horas para una empresa haciendo aquello que la empresa me pide. Yo le pido a la literatura poder escribir sobre lo que yo quiero, como yo quiero, sin condicionantes de ningún tipo. Si así consigo publicar, ser leído y dentro de un cierto sentido de la mesura, reconocido, bienvenido sea.

B.A| ¿Cuántas obras tienes publicadas?

M.B| La paja es mi primera novela y mi segundo libro. El primero, un poemario titulado El rostro oculto, que publicó la editorial Amargord. He publicado en revistas y páginas web, y he sido también redactor y editor de un par de revistas de contenido político. Actualmente busco editorial para dos nuevas obras, un poemario y una novela de no ficción. Mi trabajo no tiene que ver con la literatura, así que vivo alejado de ese ámbito y no es fácil contactar con editores dispuestos siquiera a leer tu trabajo. Muchas editoriales no reciben originales que no hayan sido solicitados, lo cual reduce las opciones para quien no forma parte de ese entorno profesional. Si no te conocen, no cuentas. De ahí el auge de la autopublicación, supongo.

B.A| ¿Autopublicación o editorial?

M.B| No tengo experiencia en la autopublicación y por tanto no puedo comparar con fundamento. Yo busco siempre una editorial, por lo que supone el trabajo de un editor, el apoyo de una estructura establecida y el hecho de encuadrarse en un proyecto común. Obviamente no todas las editoriales son iguales, y para mí es importante cierta afinidad ideológica, o al menos, no entrar en demasiadas contradicciones. Publicar forma parte del proceso literario, lo cual exige mucho rigor. Igual que nos planteamos aprender y mejorar en la escritura, también es importante avanzar, en cierto sentido, en el terreno de la publicación. La literatura no es un arte tan solitario como puede parecer, pero sí conlleva un compromiso personal que no se limita al contenido y la forma de lo que escribes. También es importante insuflarle vida a tu obra una vez escrita, acompañarla, cuidarla y seguir creciendo con ella. Contar con el apoyo de una editorial en ese proceso ayuda mucho.

Manel Barriere | Belmonte ••• | Arte
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B.A| ¿E-book o libro en papel?

M.B| Amo los libros, es mi único vicio. Escribir es solo una parte del proceso de fabricación de libros, un objeto a contracorriente de las tendencias actuales porque aún requiere un proceso mecánico de fabricación. El papel implica a un conjunto de personas y profesiones diversas, quienes aportan su grano de arena al producto final, un producto que puede tocarse y olerse, que ocupa un espacio físico en una estantería. La obra es tuya, pero el objeto es algo más. Supone también distanciarse de la máquina y de los algoritmos que condicionan nuestras elecciones. Lo digital constituye cada vez más un simulacro de democracia, articulado por grandes empresas, y sus departamentos de marketing, que utilizan sofisticados sistemas para dirigir nuestra atención hacia lo que les interesa, haciéndonos creer que somos nosotros quienes decidimos qué vemos o qué leemos. En los supermercados se ordenan los productos en las estanterías para que unos estén más a la vista que otros. En el entorno digital ocurre lo mismo, de forma cada vez más personalizada. El libro en papel abre la posibilidad de una experiencia diferente, y sobre todo, exige dejar la máquina al lado para sumergirse en sus páginas y sobre todo, en su tiempo, muy alejado del tiempo de las pantallas. Publicar un libro en papel es un acto de resistencia.

B.A| ¿Cómo promocionas tus obras?

M.B| Como puedo y con todos los medios que tengo al alcance, pero las redes sociales y las presentaciones en librerías constituyen el ámbito habitual para un escritor novel como yo. Es difícil trascender el círculo de amistades que normalmente te apoyan en tus proyectos. El reto es convertir la promoción en una fase más del proceso literario. Pensar sobre lo que uno ha escrito y compartirlo con los demás te enriquece de cara a próximos retos.

Me interesa que el libro tenga una vida al salir de la imprenta, por eso la calidad de la lectura es tan importante como la cantidad de lecturas. También es importante, como escritor, asumir la necesidad de formar parte de ese proceso, en tanto escribir y publicar supone también reivindicar la literatura y su función en la sociedad. Vivimos en un mundo en el que el relato sobre la realidad se ha convertido en un campo de batalla. Las redes sociales han transformado tanto la política como el periodismo, ya no hay ni ideologías ni hechos, solo relatos en conflicto con los cuales se pretende convencer o captar al mayor número de personas posible. La literatura debería tener un rol destacado en ese combate, porque exige un proceso de reflexión en el tiempo, tanto para escribir como para leer, y solo así se puede construir un relato que arroje luz sobre los misterios y contradicciones del ser humano. Lo demás es propaganda o exabruptos.

B.A| ¿Cuáles son tus autores preferidos?

M.B| Aquellos con los que comparto ciertos planteamientos y actitudes hacia la literatura. Gente que no solo me han interesado y apasionado con sus historias, sino que me han ayudado a forjar mi criterio sobre cómo escribir y desde dónde escribir. No soy mitómano, pero a veces conviene subirse a los hombros de un gigante para ver mejor el paisaje y los caminos por donde transitar. John Berger, Victor Serge, Erri de Luca, Montserrat Roig, Agustín Gómez Arcos, Manuel de Pedrolo, Peter Weiss, Pasolini. También hay gente más próxima que te abre nuevas perspectivas gracias a su trabajo o a la mirada sobre el tuyo. Algunos escritores que he conocido como Matías Escalera Cordero, Cynthia Rimsky, Eva Lazcano, Leila Nachawati, y finalmente, esos escritores que no solo rompen con los viejos modelos para adentrarse en territorios nuevos, sino que demuestran un virtuosismo envidiable y a la vez fascinante. Gente como Joyce, Faulkner, o Sebald, por ejemplo.

B.A| ¿Qué autores recomendarías leer?

M.B| Creo que no se pueden recomendar lecturas así sin más, sin conocer a la persona a la que le estás recomendando. La literatura tiene algo que no tienen otras artes. Dos personas letra heridas, que leen de forma voraz, pueden no coincidir en la mayoría de sus lecturas. Con los amantes de la pintura o del cine por ejemplo, no creo que ocurra eso. Por otro lado, es el arte que mantiene una vinculación más estrecha con el hecho cultural en sí. De pequeño, en las estanterías de mi casa en Barcelona había libros de Josep Pla, Salvador Espriu o Mercè Rodoreda. En casa de mi mujer, en Madrid, había libros de Galdós, Delibes o Baroja. Esa es la grandeza y la riqueza de la literatura, esa doble implicación que podemos generar con ella, cultural y personal, íntima, a la vez.

Aun así, hay dos autores que suelo recomendar a todo el mundo. Los ensayos del filósofo Santiago Alba Rico son de una lucidez abrumadora que conecta de forma directa con mi sensibilidad intelectual. A su vez explican de forma muy clara algunos de los conflictos del mundo contemporáneo. Luego está John Berger, uno de mis referentes. Se complementa muy bien con Alba Rico, pues su ficción mantiene un doble compromiso con la sociedad y con la humanidad como elementos indisociables del mundo en el que vivimos. Son dos autores indispensables.

B.A| ¿Qué estás leyendo actualmente?

M.B| Últimamente he leído El tiempo cifrado de Matías Escalera Cordero, Hem posat les mans a la crònica de Manuel de Pedrolo, Nueva ilustración radical de Marina Garcés, Fuera de lugar, la autobiografía de Edward Saïd, El hombre que fue jueves de Chesterton y un libro suyo de ensayos literarios. También El cuento de la criada de Margaret Atwood. Leo sobre todo novelas y ensayos, literarios y políticos principalmente. Intento ir tirando de los hilos que encuentro por el camino y que me acercan a escritores o escritoras afines, ya sea por su compromiso artístico, político o porque me interesa el género que practican. No tengo formación académica, así que voy transitando por la historia de la literatura de forma intuitiva, siguiendo mis propios criterios e intereses.

No se puede leer todo, es imposible. Yo defiendo la lectura por afinidad, lo que en mi caso incluye también el interés por la historia de la literatura. Sin embargo, no pierdo el tiempo con autores que no me han gustado en un primer momento o que no me resultan simpáticos, si me permites la expresión, por sus posiciones políticas o morales. Pienso en Celine, por ejemplo, o en Vargas Llosa. Si tuviera todo el tiempo del mundo los leería, y seguro que lo hago cuando me jubile, quien sabe, pero cuando me siento a pensar qué me apetece leer o paseo dentro de una librería, hay autores que nunca aparecen en mi campo de visión. Dentro de la historia de la literatura, me interesan ciertas tradiciones más que otras. Hay que elegir con criterio.

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B.A| Si tuvieras que elegir un personaje de ficción de algún libro para sentarte a charlar un rato, a quien elegirías?

M.B| Nunca he pensado en algo así. En realidad creo que me interesaría más hablar con los escritores y escritoras que con sus personajes. Por otro lado, sí los hay que te dejan más huella que otros, aunque solo sea porque has leído sus desventuras recientemente o porque el autor mantiene en el aire algunos aspectos de su existencia. En este sentido podría escoger a Defred, la protagonista de El cuento de la criada, aunque solo fuera para conocer con detalle qué fue de ella después de que abandonara su relato. Pero si tuviera que escoger a uno de entre todo lo que he leído sería sin duda el protagonista de El nacimiento de nuestra fuerza, de Víctor Serge, por su implicación personal en acontecimientos históricos cruciales de la primera mitad del siglo XX. Claro que la novela está inspirada en las propias experiencias de Serge, así que en realidad sería como hablar con el autor, no con un personaje ficticio.

B.A| ¿Existe algún libro famoso que te hubiera gustado escribir?

M.B| No. Sí pienso, sin embargo, que hay libros que deberían reescribirse desde el contexto actual porque la sociedad sigue necesitando esa reflexión planteada en su día, pero actualizada ante los nuevos desafíos que se nos plantean. Pienso en algunas novelas de Manuel de Pedrolo, o en un bellísimo libro de John Berger titulado El séptimo hombre, donde se narran las peripecias de los inmigrantes que en los años 60 y 70 abandonaban países como Turquía, Grecia o España para ir a trabajar a Alemania y a otros países de la Europa desarrollada. No es ficción, es un especie de reportaje literario acompañado de fotografías que lo documentan. Un libro así, que contara las vivencias de las personas migrantes desde que salen de sus países de origen hasta que llegan a Europa, lo que les ocurre después intentando sobrevivir en un país desconocido y a veces hostil. No desde la ficción pura o desde el periodismo, sino desde la reflexión profundamente humanista y socialmente comprometida de Berger. Un libro así sería sin duda un libro importante. Tal vez exista, no lo sé.

B.A| ¿Algún consejo a los nuevos escritores?

M.B| El conflicto y la contradicción son fundamentales en la ficción. La síntesis entre conceptos y elementos que parecen contrapuestos sin serlo del todo. La dialéctica entre rigor e intuición, por ejemplo, entre reflexión y acción, entre teoría y práctica. También entre escribir desde un yo para alguien. Les invitaría a pensar sobre todo ello, a no dejar de pensar, a no dejar de cuestionarse a uno mismo, lo que haces y por qué lo haces. Luego, por supuesto, leer mucho y leer de todo. Leer novelas para saber de qué están hechas, leer poesía para sentir el misterio del lenguaje, sus capacidades expresivas, leer ensayos para saber de qué está hecho el mundo y el ser humano. Leer películas, leer cuadros y obras de arte, leer música. Acercarse a toda expresión artística desde el pensamiento, la reflexión, sin olvidar, claro, el sentimiento y el gozo. La dialéctica de la vida.


Entrevista | M. Belmonte

Fotos Cortesía | Manel Barriere

Manel Barriere Blog´s |

http://manelbarrierefigueroa.blogspot.com

http://elfondodelaire.blogspot.com

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